Como probablemente ya sepas, la erección (función eréctil) es un proceso muy complejo que depende de diferentes mecanismos.
Esta se inicia a partir de un estímulo sexual (visual, auditivo, olfatorio, idea, etc.) influenciado por la testosterona, que está integrada en el cerebro. Aquí se inicia una señal que viaja por la médula espinal, favoreciendo la liberación de neurotransmisores en las terminales de los nervios del pene. Ellos actúan sobre el tejido de los cuerpos cavernosos del pene, formado por una serie de celdillas (sinusoides), como una esponja, rodeadas de músculo que en estado de flacidez se haya contraído y por lo tanto, las celdillas se hallan cerradas. Los neurotransmisores, fundamentalmente óxido nítrico, hacen que la musculatura de las celdillas se relaje, favoreciendo la entrada de sangre en el pene y por lo tanto, dando lugar a la rigidez del mismo.
¿De qué se encarga la Testosterona?
La testosterona parece regular los mecanismos neurológicos de la erección tanto a nivel central como periférico, además, regula el óxido nítrico, mediador que permite la erección. En animales castrados, los suplementos de testosterona o dihidrotestosterona (DHT) restablecieron la función eréctil y la expresión del óxido nítrico en el cuerpo cavernoso.
La testosterona regularía tanto el inicio de la erección (mediante la activación del óxido nítrico) como su finalización. Aunque ambas acciones parecen contradictorias, se han interpretado como parte de un mismo proceso de homeostasis para mantener unos niveles adecuados de enzimas en la fisiología de la erección (2).
Además del papel en la regulación bioquímica en el proceso fisiológico de la erección, también se han observado cambios estructurales en el tejido cavernoso en conejos castrados, que afectan especialmente a la activación y mantenimiento del mecanismo venooclusivo, ya que se produce una reducción en el tejido muscular liso y un incremento de tejido conectivo, con acúmulos de adipocitos en el espacio subtunical, que contribuyen al fallo de este mecanismo.
¿Qué es la disfunción eréctil?
La disfunción eréctil es la incapacidad permanente o temporal para conseguir y/o mantener una erección de buena calidad que permita una relación sexual satisfactoria.
¿Cuáles son las causas por las que se afecta la erección?: Cualquier cosa que afecte a uno o varios de los elementos que intervienen en la erección pueden ser causa de disfunción eréctil (impotencia):
- Causas orgánicas: cuando se alteran los vasos, los nervios o los cuerpos cavernosos del pene.
- Causas psicógenas: cuando el origen se halla a nivel del cerebro (la depresión, la mala relación de pareja, problemas laborales o de otra índole)
En un gran número de ocasiones pueden hallarse en un mismo individuo tanto causas orgánicas como psicógenas.
Dentro de las causas orgánicas, las más frecuentes son las que afectan a los vasos sanguíneos dificultando la entrada o el mantenimiento de la sangre en el pene. Ello puede ser debido a obstrucciones (arterioesclerosis), traumatismos o lesiones de las arterias. Dado que el pene es como un gran vaso sanguíneo, comparte todos los factores de riesgo de la enfermedad cardiocirculatoria (colesterol alto, tabaquismo, hipertensión arterial, diabetes, obesidad).
Determinadas enfermedades, traumatismos u otras lesiones de los nervios también pueden originar disfunción eréctil. Una situación frecuente es la que tiene lugar cuando se realiza una extirpación completa de la próstata por cáncer, en la que se lesionan los nervios de la erección que se hallan adheridos a la próstata.
Hay una gran cantidad de fármacos (antihipertensivos, antidepresivos, etc.), drogas y otros tóxicos que pueden afectar a la erección al actuar a diferentes niveles.
Determinadas enfermedades del pene como la denominada enfermedad de la Peyronie (fibrosis del pene) puede ser también causa de disfunción.
Por último, la disminución de los niveles de testosterona también puede afectar la función eréctil.
La influencia de la Testosterona en la función eréctil y la disfunción
En el humano no se han podido establecer evidencias tan firmes sobre la influencia de la testosterona en la función eréctil como a nivel experimental. No obstante, estudios realizados en varones con hipogonadismo severo, sugieren que el deseo sexual, la frecuencia de la actividad sexual y las erecciones espontáneas nocturnas son claramente dependientes de la testosterona. En cambio, las erecciones psicógenas, la eyaculación y el orgasmo serían sólo parcialmente dependientes de la testosterona (1,2).
En algunos estudios con pacientes con hipogonadismo y añosos se ha detectado una relación de la severidad de la disfunción eréctil con niveles séricos disminuidos de testosterona libre pero no con los niveles séricos de testosterona total.
La prevalencia real del síndrome de déficit de testosterona es desconocida. Pero se estima que entre un 5-15% de varones con disfunción eréctil presentan niveles séricos disminuidos de testosterona.
En los pacientes que consultan por disfunción eréctil es altamente recomendable realizar determinaciones de niveles de testosterona. El tratamiento de sustitución permite, en una gran proporción de pacientes, mejorar las erecciones y el deseo sexual. Además, este tratamiento puede mejorar el resto de síntomas del síndrome de déficit de testosterona o hipogonadismo.
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