Tradicionalmente, hemos pensado y enseñado que la administración de tratamiento de reemplazo provoca el empeoramiento del cáncer de próstata. Históricamente, el tratamiento de reemplazo ha sido contraindicado en pacientes con diagnóstico de cáncer de próstata así como en todos aquellos que presentan un alto riesgo de desarrollarlo. Sin embargo, en la literatura médica más reciente existen numerosos estudios que ponen en duda estas vetustas afirmaciones.
La terapia de reemplazo y su relación con el cáncer de próstata
Un reciente estudio (el más grande de este tipo realizado hasta la fecha) indica que la terapia de reemplazo podría reducir el riesgo de recurrencia del cáncer de próstata. Dicho estudio se ha presentado en el congreso de la AEU en Barcelona de este año (15 y 20 de marzo) y pone en tela de juicio la aplicabilidad del tratamiento de próstata hormonal propuesto con anterioridad por el ganador del premio Nobel, Charles Brenton Huggins.
Durante mucho tiempo, la comunidad médica ha considerado a la terapia de reemplazo como un tipo de tratamiento que podía provocar o favorecer el cáncer de próstata. De hecho, el trabajo ganador del Premio Nobel de Medicina en 1966 (Huggins y Hodges), informaba sobre el impacto dramático de la reducción de niveles de testosterona en el cáncer de próstata. Desde ese momento, los medicamentos que ayudan a reducir los niveles de la hormonales se han convertido en una opción estándar para muchos doctores y sus pacientes hasta el día de hoy.
El tratamiento anti-testosterona dejaba que desear
A finales de los años 90, los profesionales médicos comenzaron a apreciar un hecho curioso: los pacientes de cáncer de próstata que estaban siendo tratados con reducción de testosterona no morían a causa del cáncer. Sin embargo, seguían muriendo. Los doctores comenzaron a advertir que estos pacientes experimentaban muertes prematuras causadas por enfermedades cardiovasculares.
Esto sucedía porque aunque las terapias anti-testosterona trataban el cáncer de próstata, los niveles extremadamente bajos de hormona que dejaba el tratamiento, se traducían en complicaciones metabólicas:
- aumento de azúcar en sangre
- aumento de la grasa visceral
- diabetes
- colesterol
- etc.
Por supuesto, con unos niveles de testosterona tan deficitarios, los pacientes en tratamiento anti-andrógeno comenzaron a experimentar también una paulatina pérdida de la función sexual.
Fue entonces cuando algunos médicos comenzaron a sugerir el tratamiento de reemplazo hormonal a algunos pacientes de cáncer de próstata de bajo riesgo.
El estudio que demuestra que la terapia para baja testosterona reduce el riesgo de recaída del cáncer de próstata
En 2008, un equipo de médicos de la Universidad de California dirigido por el profesor Thomas Ahlering, comenzó a seleccionar cuidadosamente a los pacientes que formarían parte del estudio y a los que se administraría terapia de reemplazo hormonal. Estos fueron pacientes que habían sufrido cáncer de próstata a los que se les había practicado una prostatectomía radical: 834 hombres en total.
Del total, los investigadores trataron a unos 200 hombres con TRT y pasado un tiempo, examinaron a todos los pacientes para determinar la recurrencia bioquímica del cáncer.
Los resultados del estudio
Como resultado, el equipo médico encontró que el cáncer había recurrido sólo en aproximadamente el 5% de los pacientes tratados con terapia para la baja testosterona. Por el contrario, el cáncer recurrió en un 15% de los pacientes que no habían recibido tratamiento de reemplazo. En general, después de considerar las diferencias entre los grupos, encontraron una reducción de casi tres veces en tres años.
«La terapia de reemplazo no solo no aumentó la recurrencia, sino que en realidad disminuyó sus tasas. Si bien la hormona no cura el cáncer per sé, sí que puede ayudar a reducir el crecimiento del cáncer (…). Ya sabemos que esta hormona puede ayudar con marcadores fisiológicos como la masa muscular, mejores niveles de colesterol y triglicéridos y un aumento de la actividad sexual.
(…)
Ha habido estudios más pequeños que han sugerido que la terapia de reemplazo puede no ser peligrosa para ciertos grupos de pacientes, pero este es el estudio más grande que se haya realizado nunca. No estamos sugiriendo que los métodos de tratamiento se cambien todavía, pero esto nos sitúa en una etapa en la que necesitamos cuestionar el tabú contra el uso del tratamiento de reemplazo hormona en la terapia del cáncer de próstata, especialmente en pacientes de bajo riesgo después de una prostatectomía radical. Necesitamos que la comunidad de oncología y urología comience a revisar el uso de la terapia de reemplazo.»
Thomas Ahlering
Ante estas palabras del líder del equipo investigador, merece la pena conocer la opinión que le merece este estudio a Francesco Montorsi, el Secretario Adjunto de la Asociación Europea de Urología:
«El documento es realmente importante, ya que destaca la importancia de controlar los niveles de testosterona como parte del manejo de pacientes con trastornos sexuales después de una prostatectomía radical. Obviamente, la selección de los pacientes correctos es vital, pero si se confirma, esto puede tener beneficios inmediatos en la calidad de vida; la posibilidad de reducir la mortalidad sería una ventaja inesperada. Ahora necesitamos estudios más amplios para apoyar este trabajo.»
Francesco Montorsi
Conclusiones sobre el estudio
A día de hoy, existen sólo en EEUU cerca de 4 millones de hombres que padecen hipogonadismo y se estiman unos 2-3 millones en Europa. Si consideramos que la prevalencia de esta enfermedad aumenta con la edad, no sería de extrañar que esta cifra aumentase de forma exponencial con el paso del tiempo.
Por suerte, a día de hoy la terapia de reemplazo hormonal es una solución real para estos pacientes y, por suerte, cada día cuenta con más visibilidad y apoyo por parte de la comunidad científica.
Aún así, queda mucho por recorrer puesto que también cada vez más, se dan casos de pacientes supervivientes a cáncer prostático que manifiestan hipogonadismo y que demandan acceso a esta terapia. De momento, estos pacientes no pueden ser tratados, pero confiamos en que las investigaciones avancen en este sentido en los próximos años.
Fuentes:
https://www.news-medical.net, https://uroweb.org/,
https://www.researchgate.net/.
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